Dos escritores compiten por la oportunidad de contar la rocambolesca historia de una mujer en lo último de Emily Henry, una novela deslumbrante y arrolladora.
Alice Scott es una eterna optimista que sigue soñando con conseguir su gran oportunidad como escritora. Hayden Anderson es un hombre temperamental, ganador del premio Pulitzer. Ambos se encuentran en la apacible isla de Little Crescent por la misma razón: escribir la biografía de una mujer a la que nadie ha visto en años, o por lo menos reunirse con la octogenaria que afirma ser Margaret Ives, trágica heredera, antigua princesa de la prensa rosa e hija de una de las familias con más historia (y escándalos) del siglo XX.
Margaret los invita a ambos a competir durante un periodo de prueba de un mes, tras el cual decidirá a quién le corresponde contar su historia, algo que motiva a Alice por tres razones.
Una: a Alice le gusta tratar con las personas, lo que significa que le resulta simpática a la gente., una baza a su favor porque cuenta con un mes para conquistar a la legendaria mujer.
Dos: está preparada para ese trabajo y para la oportunidad de impresionar a su poco impresionada familia con un libro serio.
Tres: el desprecio con el que la mira Hayden Anderson, que no debería tener motivos para preocuparse por la pérdida de ese proyecto, insinúa que la considera la competencia.
Sin embargo, hay un problema, y es que Margaret se ha empeñado en darles distintas partes de la historia a cada uno. Piezas sueltas que no pueden intercambiar ni unir debido a un férreo acuerdo de confidencialidad y al inoportuno anhelo que palpita entre ellos cada vez que están en la misma habitación.
Y resulta cada vez más evidente que su historia, al igual que la de Margaret, podría ser un misterio, una tragedia o una balada de amor., dependiendo de quién la cuente.