El amor puede ser más surrealista que cualquier historia de ficción.
A Eileen Merriweather le encantan las historias con finales felices. Las de ficción, por supuesto. Porque los protagonistas de los libros no te dejan plantada a una semana de tu boda. En ellos se siente segura. Como en casa. Puede que esa sea la razón por la que este año no está dispuesta a perderse la escapada anual de su club de lectura: necesita buena compañía, vino barato y grandes gestos románticos, cueste lo que cueste.
Pero a mitad de camino se le estropea el coche y acaba atrapada en un pueblecito encantador que parece recién salido de las páginas de una novela.
Porque, en realidad, así es.
Es imposible que ese lugar sea real, y sin embargo, allí está, en el mismísimo Eloraton, el pueblo de su serie romántica favorita, donde los caramelos de miel siempre son deliciosos, las hamburguesas del bar se sirven un poco quemadas y siempre llueve por la tarde. Allí se siente como si hubiera vuelto a casa. Es el lugar perfecto. pero se ha congelado en el tiempo, atrapado en la última historia inacabada de su difunta autora.
Elsy está convencida de que su misión es ayudar a que el pueblo alcance su merecido final feliz.
Pero hay un personaje en Eloraton que no le suena de nada: un librero hosco, con ojos verde menta, unos labios de lo más tentadores y un gusto literario impecable. Y lo último que quiere es que ella termine la historia.
Lo que le supone un auténtico problema, porque Elsy está empezando a sospechar que el final feliz de Eloraton y el suyo propio podrían estar más conectados de lo que imaginaba.
«Ashley Poston ha vuelto a crear un mundo único, lleno de romance y absolutamente irresistible.»
Emma Straub, Mañana a esta hora.